Este 30 de Abril celebramos en México el Día del Niño, día dedicado a reafirmar los derechos de los niños y a seguir luchando por lograr su bienestar.
Y aunque no nos dé pena decir que en algunos aspectos seguimos siendo todos unos niños, hay actitudes que van cambiando conforme vamos creciendo y cosas que vamos perdiendo a lo largo del camino hacia la adultez.
Es por eso que aquí te mostramos 11 Cualidades de los niños que deberíamos conservar como adultos.
1. Aprender y absorber todo como una esponja.
¿Alguna vez has visto a un bebé o a un niño observar todo a su alrededor y absorber todo como una esponja? Me recuerda a esas tomas de la película Terminator en donde vemos desde el punto de vista del T-800 y va escaneando todo a su alrededor. Uno puede darse cuenta perfectamente de cuando ven algo desconocido, lo observan detenidamente y lo procesan poco a poco.
Tal vez mientras más pequeño eres existen más cosas nuevas por aprender pero el conocimiento es tan vasto que a cada uno nos queda todavía muchísimo por descubrir. Trata de mantener siempre una curiosidad y una sed de aprendizaje insaciable. Y nunca dejes de preguntar todo…
2. Preguntar todo.
Seamos sinceros, a nadie le cae bien un sabelotodo. No existen los “todólogos” y es imposible conocerlo todo. En la medida en que seamos lo suficientemente humildes para reconocerlo y aumentemos nuestra curiosidad de forma genuina, nos daremos cuenta de que nuestra vida puede seguir enriqueciéndose día a día.
Mi papá nos recordaba esto todos los días antes de dejarnos en la escuela: “Pregunten todo y no se queden con la duda”, “No dejen de preguntar por miedo a parecer tontos”. El preguntar también puede salvarnos de cualquier malentendido, de trabajar doble por no haber escuchado bien alguna indicación, etc. También puede ser una llave a nuevas experiencias que no creías que eran accesibles. Todo por no preguntar.
3. Capacidad de asombro.
¿Cuándo fue la última vez que te maravillaste por algo que estaba sucediendo frente a tus ojos? No hay mejor sensación que la de experimentar algo por primera vez y dejar que la emoción te llene por completo.
Cuando somos adultos parece que nada nos sorprende. Entendemos que uno se hace más exigente y no se deja apantallar por cualquier cosa pero existen cosas increíbles en este mundo como para perder la capacidad de asombrarnos por ellas. Tal vez es por esto que me encantan los parques de diversiones. Es uno de esos lugares donde me puedo dejar llevar y sentir que soy niño otra vez.
4. Creatividad e imaginación sin límites.
Los niños tienen la capacidad de soñar en grande y de llevar al límite su creatividad e imaginación. ¿Cómo lo logran? Trabajando en ello: dibujando, pintando, creando con sus manos o en su mente. Muchos adultos dejamos de lado las actividades creativas por falta de tiempo o porque no las vemos necesarias, pero está comprobado que el realizarlas trae múltiples beneficios como ayudar a reducir el estrés, mejorar la capacidad cognitiva y de solución de problemas, aumentar la confianza y permitir expresarnos.
Incluso yo, que soy Arquitecto y que uno pensaría que me la paso dibujando o haciendo cosas artísticas en el trabajo, debo apartar el tiempo en mi rutina para hacer este tipo de actividades.
5. Expresar los sentimientos.
Se supone que en la edad adulta ya logramos cierta madurez emocional y estamos en control de nuestros sentimientos, ¿no es así?
Por qué entonces encontramos tan difícil expresarnos, decir cuando algo nos emociona, cuando algo no está bien o nos sentimos mal. Más como hombres ya que la sociedad nos impone el que no debemos mostrar nuestros sentimientos nunca porque es símbolo de debilidad. Es una tontería, no debe extrañarnos entonces que los hombres tenemos tres veces más riesgo de pensar en el suicidio como una salida.
No hay que avergonzarse de nada, parte de la inteligencia emocional es saber decir “hoy no estoy bien, qué puedo hacer para mejorarlo” o decir lo que sientes en una relación. Es importante externarlo y poder decirlo sin miedo.
6. Tener empatía.
Creo que una de las cualidades más importantes que podemos aprender de los niños. El no ser indiferente a los problemas del otro y tener la capacidad de ponerte en sus zapatos. No todo es sobre nosotros y tal vez la otra persona está pasando por un mal momento.
Esta cualidad nos ayuda a perdonar, a no guardar rencores, a no estimular nuestra ira y a entender más a los demás. También, trabajando en ello, puedes ver cómo las cosas cambian frente a ti, te suceden mejores cosas cada día y el mundo te sonríe más.
7. Vivir en el presente.
Para un niño, cada día es un nuevo comienzo, un borrón y cuenta nueva. Es cierto, los niños en un mundo ideal no tienen ninguna preocupación. No deben preocuparse por pagar la renta y no conocen el nivel de estrés al que puede llegar un adulto. Pero como dicen, enfocarse en el pasado provoca depresión y pensar demasiado en el futuro provoca ansiedad, así que trata de poner tus energías en el presente.
8. Seguir al instinto.
Cuántas veces te has encontrado en una situación en la que sabes que es tu momento y por miedo decides no dar el paso. O al contrario, ves que todas las señales están en contra y de cualquier forma decides ignorarlas.
Es necesario estar bien preparados cualquier situación y hacer la “debida diligencia” pero nunca dejes de escuchar a tu instinto. Aprende a diferenciar entre esa sensación en las entrañas por la emoción de algo nuevo, porque algo te incomoda o de plano porque algo que comiste está a punto de causar estragos.
9. Enorgullecerse de los pequeños logros.
Tal vez un niño, por su edad, ve cualquier pequeño logro como algo grande. Pero eso es precisamente lo rescatable de su actitud. No hay que dejar de poner los ojos en la meta que queremos lograr, pero debemos reconocer que cada pequeño logro nos va acercando poco a poco a la meta.
Este consejo funciona también para perseguir cualquier cosa que te propongas y a realizar cualquier proyecto personal o de trabajo. Divide la gran meta o el objetivo en actividades más pequeñas. La gran meta se volverá alcanzable y tu estrés se verá reducido por estar enfocado en lo que vas avanzando y no en lo que no has logrado todavía.
10. Apertura a probar cosas nuevas.
¿Por qué con el paso de los años nos hacemos más miedosos a probar cosas nuevas? Tal vez sea porque ya estás más consciente de lo que te gusta o no te gusta. De lo que te incomoda y no te incomoda. Pero a veces, por tener miedo a salir de nuestra zona de confort, nos quedamos estancados.
Atrévete a probar cosas nuevas: pide algo diferente en tu restaurante favorito, toma una nueva ruta a tu casa, haz una nueva actividad para la que te crees incapaz, ve una serie o película de algún género que no te llama tanto la atención. Trabaja con un equipo diferente, pide que te asignen un proyecto para el cual no te sientes preparado, busca la forma de salir de la rutina en tu relación.
11. Mantenerse activo.
Los que van al gimnasio religiosamente o realizan alguna actividad física creerán que no tienen nada que aprender de este último punto, pero no me refiero sólo a la actividad física. Para un niño, afuera hay todo un mundo por explorar y no teme a descubrirlo. Enlódate, acuéstate en el pasto, tírate al piso, sube un árbol.
De vez en cuando pienso en este punto y me doy cuenta de que debería ser más activo, salir más, disfrutar más la naturaleza. El simple hecho de no haber visto hace mucho una abeja, cuando de niño era cosa de todos los días me hace pensar que por alguna razón el calentamiento global está acabando con ellas. O soy yo el que necesito salir y explorar una vez más como cuando era niño.
Imagen de Portada Diseñada por Freepik